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jueves, 17 de noviembre de 2016

Los Elohim fueron los seres reptilianos que nos entregaron el conocimiento

Según aparece en el capítulo 6 del génesis, los Nefilim fueron aquellos seres que descendían directamente de los Observadores, los hijos de Dios, llamados Elohim. Los Nefilim eran descritos como gigantes que descendían por un lado de los Elohim y por otro de las hijas de los hombres. Se cuenta como los Elohim mantuvieron relaciones con las hijas de los hombres a pesar de tenerlo prohibido ya que se trataba de una norma impuesta por la Corte Celestial. Creo que los Elohim que se revelaron y que no acataron las órdenes impuestas fueron aquellos que son representados por la figura de Enki/Ea, es decir la mismísima serpiente que aparece en el Jardín del Edén.


Debido a la insumisión este grupo de Elohim, aproximadamente cifrados por el libro de Enoc en unos centenares de ellos, la corte Celestial los desterró expulsándolos del Jardín del Edén junto con los hombres. Estos convivieron en la Tierra en total libertad pero poco a poco las Nefilim iban haciendo un mundo más injusto y perverso, un mundo inseguro y lleno de maldad y debido a esto, Dios quiso destruir la creación, su propia creación la cual se le fue de las manos y mandó un diluvio, una especie de cataclismo que trataría de destruir y borrar toda la creación de la faz de la tierra. Pero un Elohim de la Corte Celestial bajó y se puso en contacto con Zaratrusta (Noé en la biblia) y le dijo que pusiera todos los medios necesarios para salvar la creación ya que sabía que tarde o temprano iba a ocurrir un cataclismo de colosales dimensiones que arrasaría con todo.


 
La presencia de la serpiente a lo largo de la historia ha sido francamente importante. En todas las culturas podemos observar como el simbolismo reptil ha sido una constante.

Hoy en día se nos ha enseñado a mirar los relatos, las historias y las creencias de las diferentes culturas que existen y han existido cómo algo fantástico y ficticio que no debe ser tomado al pie de la letra, es decir, el paradigma ha experimentado una lenta y prolongada mitificación.


La serpiente por lo tanto ha acaparado su presencia en todas las culturas de la humanidad, ha llenado los escritos religiosos e historias mitológicas. La presencia de “seres reptilianos” ha sido y sigue siendo bastante importante hasta el punto de formar parte del simbolismo que podemos encontrar en las logias masónicas e incluso en la industria farmacéutica.

Sin irnos muy lejos, la biblia cuenta como fueron los comienzos del ser humano en La Tierra y donde el papel de la serpiente fue el más destacado, siendo la causa de la desdicha de los hombres ¿Qué querían decir con eso? ¿Acaso lo que sucedió en “El Jardín del Edén” fue realmente cierto? o ¿Tiene un sentido más profundo y arduo?

La presencia de este reptil la podemos encontrar en culturas como la egipcia, la mesopotámica, Inca, Maya, Dogon, etc.


Aparece como el dador del conocimiento prohibido que hoy en día nos pertenece. El conocimiento como tal era algo prohibido que no estaba al alcance del ser humano, hasta que un día un curioso ser o seres reptiloides (serpenteantes) decidieron desobedecer las leyes impuestas y dotar al ser humano de ese conocimiento que no estaba a su alcance (no comer del fruto del árbol del conocimiento).
Como todos se saltaron las reglas, el ser humano junto con aquellos seres que realizaron tal acto (seres reptiloides) fueron desterrados.

Por lo tanto, la figura de la serpiente jugó un rol clave en el destino de la humanidad, haciendo participe a los hombres del conocimiento sobre el bien y el mal (dualidad).

Génesis 2.17: “más el árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día de que él comieres, ciertamente morirás”.


Génesis 3.1/3.5: “Pero la serpiente era astura, más que todos los animales del campo de Jehová (Dios) había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.


Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”

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