Parece sorprendente la gran cantidad de hallazgos arqueológicos y la poca difusión que tienen en los medios de comunicación habituales y de más tirada tanto Nacional como Internacional. Es cierto que las élites interesadas presionan para imponer la desinformación de la que somos testigos hoy en día. Sabemos que no todo lo que sale en la televisión y demás medios de comunicación tiene por qué ser verdad y que no todo lo que no sale debe de dejar de serlo.
Hoy vamos a hablar sobre sorprendentes descubrimientos arqueológicos que se salen fuera de lo convencional. Descubrimientos como la pila de Bagdad, las vasijas de Saqqara y Naqada, las lámparas de Dendera y un sin fin de objetos no usuales para la época de la que se supone que son datados.
Pero vamos a centrar nuestro análisis más concretamente sobre la espectacular Pila de Bagdad.
Todo comienza en el año 1938, con un ingeniero australiano llamado Wilhelm Koning. Este investigador realizó el descubrimiento de este famoso objeto en los sótanos de un museo y
le llamó la atención porque en su interior contenía un extraño cilindro hecho de cobre que se asemejaba a una herramienta técnica al más puro estilo siglo XX.
El material de cobre se encuentra situado dentro de la vasija y justo en la parte superior del artilugio parecía encontrarse una soldadura compuesta por una aleación de plomo y estaño. Daba la sensación de ser similar a los circuitos eléctricos que actualmente forman parte de los aparatos electrónicos. En la parte inferior del artilugio encontramos un disco de cobre que permanece sellado con betún y una capa de asfalto aislante. La varilla que se encuentra en el interior parece tener signos de corrosión provocados por sustancias ácidas.
Aproximadamente la el objeto tiene un tamaño de unos 20 cm de alto. Podemos constatar que esta pieza de gran interés se encuentra en el museo de Bagdad, en Irak.
Cuando todo esto fue estudiado por Koning, le llamó fuertemente la atención y quedó gravemente impresionado. No salía de su asombro al comprobar como un objeto tan antiguo que podría datar de un periodo comprendido entre el 600 a.C y el 226 d.C, tenía una técnica tan parecida a la que se usa actualmente en los circuitos eléctricos.
Por otra parte, otro investigador, Willy Ley examinó la pieza y también coincidía con Koning al afirmar que sólo podría ser utilizada como circuito eléctrico. Quería demostrarle a toda costa a la comunidad científica que esa era su función y no se le ocurrió tal cosa que encargarle a la multinacional General Electric una reproducción exacta que demostrara su teoría. El resultado supuso un gran éxito por una parte ya que demostró que era una batería completamente funcional, pero supuso un fracaso decepcionante el hecho de utilizar como ácido electrolito, sulfato de cobre el cual resultó ser demasiado débil y no llevó a los resultados deseados por los investigadores.
Se sabe que para su óptimo funcionamiento se tuvo que emplear un electrolito más potente que hoy en día desconocemos. Estas afirmaciones son completamente ciertas y demostrables porque la corrosión de la varilla nos muestra que un ácido mucho más potente del que se conoce actualmente fue vertido en el interior de la vasija para que funcionara correctamente.
Actualmente sigue siendo uno de los descubrimientos más sorprendentes realizados por el ser humano ya que pone en duda las capacidades tecnológicas que creemos que los antiguos tuvieron hace miles de años. ¿Podían producir electricidad tal y como evidencia este hallazgo?
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