Al
archipiélago Canario lo llaman las islas afortunadas, tal vez porque fuesen los
restos del continente perdido hace miles de años. Tal vez fuesen las cúspides
de las montañas más altas de este mítico continente. Se cree que tales islas, junto
con los otros cuatro archipiélagos cercanos, como Azores, Madeira, Islas
Salvajes y Cabo Verde, son los puntos más altos de las montañas Atlantes.
Platón habló
en “Timeo y Critias” sobre el continente perdido. Afirmaba que la Atlántida fue
una gran isla, “más grande que Libia y Asia juntas”, situada más allá de las
columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar). Estas islas estaban habitadas por
los Atlantes. Poseidón, dios del mar, dominaba aquellas tierras. Los Atlantes
fueron considerados descendientes del dios Atlas el cual descendía del
mismísimo Dios y de una mujer mortal.
Los griegos
identificaban a las islas Canarias como “Las Hespérides” y decían que allí se
encontraba el mítico jardín que contenía las manzanas de oro creadas por su
diosa GEA (Tierra).
Bereberes blancos |
Pues bien,
en aquellas islas encontramos a los Guanches, los aborígenes que las poblaron
en un tiempo remoto. Eran altos con estaturas comprendidas entre 1,75-1,82
metros de altura y con ojos azules. Este pueblo tiene una conexión directa con
los pueblos Bereberes del norte de África. No se conoce exactamente el origen
del pueblo Guanche pero hay quien cree que provienen de África, del pueblo
Bereber. Yo particularmente me inclino más a pensar que es totalmente al
contrario y que su origen lo encontramos en las tierras sumergidas en el océano
Atlántico. Los Bereberes también tienen el mismo origen que los guanches. Todos
provienen del continente perdido.
Estatua de un Guanche |
Se produjo
una corriente migratoria principal desde la Atlántida hacia las islas Canarias
y esto dio paso a que se dirigieran con mayor facilidad hasta tierras del norte
de África. Una corriente se dirigió hacia el estrecho de Gibraltar dando “el
salto” a Europa y la otra se dirigió hacia la cordillera del Atlas pasando por
Argelia y culminando en Mesopotamia. A la corriente que emigró hacia Europa se
le denomina Iberobereberes.
Estatuas de aborigenes Guanches |
El Sahara sufrió
grandes cambios climáticos que hicieron de una tierra fértil, verde y húmeda,
un desierto inhóspito tal y como lo conocemos hoy en día. Todo esto sucedió
hace unos 8000 años aproximadamente y por lo tanto esto propició que pueblos
enteros se desplazaran hasta tierras fértiles tales como la cuenca del Nilo y Mesopotamia
para establecerse.
En la
península Ibérica, concretamente en las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz
floreció una cultura llamada Tartessos, sobre el año 1200 a.C. Dos lugares
bastante importantes para esta cultura fueron las regiones mineras de los ríos Tinto
y Odiel. Se dice que llegaron a la península con Los Pueblos del Mar.
Un yacimiento
importante para vislumbrar a esta cultura es el llamado Cancho Roano, en el
término municipal de Zalamea de la Serena (Badajoz). En él se ha encontrado un “templo”
Tartésico dedicado a los rituales de sangre.
Cancho Roano desde el aire |
Cancho Roano
parece conectar con esa civilización Atlante ya que deja numerosas pistas que
nos inclinan a pensar que esto puede ser así. ¿Pudo estar construido realmente
por aquellos supervivientes que se adentraron en la península Ibérica?
Según
aparece en la biblia, había una ciudad llamada Tarsis, capital del reino de Tartessos.
Platón también describe una ciudad que podría ser esta para referirse a la
desaparecida Atlántida ya que coinciden muchos aspectos de lo que él describe
con lo que se menciona en la biblia.
Platón
hablaba de los habitantes atlantes como una civilización rica y adelantada a su
tiempo con tradición minera (extraían hierro, cobre y oro) al igual que ocurría
con los tartessos.
Platón
también decía que a los barcos que cubrían grandes distancias, se les llamaba “barcos
de Társis”, aludiendo al lugar más lejano hasta el que se podía navegar o el
límite del mundo.
Hay quienes
afirman que las ciudades de Tarsis y Atlántida fueron la misma ciudad y que
tras sufrir varios cataclismos fue destruida haciendo que los habitantes que
sobrevivieran comenzaran a adentrarse península adentro hasta “Cancho Roano”.
En el lugar como hemos visto anteriormente se construyó una especie de templo
donde se realizaban rituales de sangre ofrecidos a los Dioses y así calmar su
ira que provocaba los cataclismos que acabaron con su civilización.
En las islas
Canarias se encontró una piedra llamada “Piedra Zanata”. Se trata de una roca
alargada con la forma de un pez y en su interior aparecen caracteres Tifinagh.
Se pueden apreciar tales inscripciones: Z
N TN. Tifinagh es el alfabeto
utilizado para transcribir varias lenguas bereberes. La forma más antigua de
Tifinagh se denomina alfabeto Libio o Berberolíbico (uso Norte de África, Islas
Canarias sobre los siglos III a.C – III d.C). Este alfabeto solo es mantenido
por los Tuareg para transcribir su idioma, el Tamasheq.
Esta piedra
nos lleva a la conclusión de que hubo una conexión con el pueblo fenicio. Otros
descubrimientos que nos llevan a pensar esto es la aparición en las islas de
representaciones de un toro sagrado tal y como representaban los fenicios.
También han aparecido representaciones de caballos. Platón decía que en la
cultura Atlante también estaban muy presentes los toros y los caballos.
Espirales |
El toro de
la divinidad y el hilo de Ariadna. En sus cuernos resplandece el disco Solar.
Esto se encontró también en otras culturas anteriores a los fenicios.
También se
han encontrado grabados en piedra con formas de espirales, al igual que las que
se encontraron en Galicia, el Levante de la península y el Sur. Además en
muchas zonas del mundo se han encontrado grabados parecidos.
Espirales |
Si
observamos las representaciones de un Toro y las de una especie de espirales, en
las mismísimas islas Canarias, podremos dilucidar como representaban al mito
del Laberinto del Minotauro tan escenificado en la cultura Griega.
En la isla
de Lanzarote se han encontrado grabados de la diosa Tanit.
Un relato
que debemos destacar es el de la princesa Tin-Hinan, nombre dado por la tribu
de los Tuareg a una reina guerrera que apareció sobre el siglo IV d.C. Esta
reina emigró desde el Atlas (Marruecos- Región de Tafitali) atravesando el
desierto del Sahara montada a lomos de una camella blanca. Concretamente marchó
1400 km, se instaló en Abalessa (Tamamrraset), al sur de Argelia. Aquí se
encuentra su tumba y sus restos óseos descansan en El Bardo.
THIN-HINAN |
Según los Tuareg, esta fue la fundadora de su tribu y es considerada como la mayor heroína.
Actualmente,
los investigadores ponen en duda que los restos óseos sean los de una mujer y
se cree que pueden ser los de un hombre o los de una mujer sin partos tal y
como muestran los estudios realizados sobre la pelvis. Tal vez no se quiera
sacar a la luz la verdad ya que debemos de tener en cuenta el contexto musulmán
en el que se mueven las investigaciones y en el que el papel de la mujer es el
que es.
Los Tuareg
aseguran y mantienen lo siguiente: “Tin- Hinan se mezcló con los Dioses para
crear una nueva raza. Los más ancianos depositarios de la tradición oral hablan
de “Hombres de gran altura, de pelo amarillo y ojos rasgados, procedentes de
Orión los cuales fueron los padres de su pueblo.
De nuevo
podemos observar la conexión de todas las culturas de la Tierra. Todas hablan
de lo mismo.
Según el
conde de Prorok, Tin-Hinan fue una princesa que escapó a tiempo de la
Atlántida, antes de que fuera borrada del mapa y fue a parar a la región de Abalessa,
en el Hoggar (Argelia).
Solo podemos
decir que todas estas culturas guardan un origen común y ese origen es la
cultura Atlante.
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