domingo, 4 de diciembre de 2016

Guanches y Bereberes, ¿supervivientes de los Atlantes?



Al archipiélago Canario lo llaman las islas afortunadas, tal vez porque fuesen los restos del continente perdido hace miles de años. Tal vez fuesen las cúspides de las montañas más altas de este mítico continente. Se cree que tales islas, junto con los otros cuatro archipiélagos cercanos, como Azores, Madeira, Islas Salvajes y Cabo Verde, son los puntos más altos de las montañas Atlantes.

Platón habló en “Timeo y Critias” sobre el continente perdido. Afirmaba que la Atlántida fue una gran isla, “más grande que Libia y Asia juntas”, situada más allá de las columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar). Estas islas estaban habitadas por los Atlantes. Poseidón, dios del mar, dominaba aquellas tierras. Los Atlantes fueron considerados descendientes del dios Atlas el cual descendía del mismísimo Dios y de una mujer mortal.

Los griegos identificaban a las islas Canarias como “Las Hespérides” y decían que allí se encontraba el mítico jardín que contenía las manzanas de oro creadas por su diosa GEA (Tierra). 

Bereberes blancos
Pues bien, en aquellas islas encontramos a los Guanches, los aborígenes que las poblaron en un tiempo remoto. Eran altos con estaturas comprendidas entre 1,75-1,82 metros de altura y con ojos azules. Este pueblo tiene una conexión directa con los pueblos Bereberes del norte de África. No se conoce exactamente el origen del pueblo Guanche pero hay quien cree que provienen de África, del pueblo Bereber. Yo particularmente me inclino más a pensar que es totalmente al contrario y que su origen lo encontramos en las tierras sumergidas en el océano Atlántico. Los Bereberes también tienen el mismo origen que los guanches. Todos provienen del continente perdido.

Estatua de un Guanche
Se produjo una corriente migratoria principal desde la Atlántida hacia las islas Canarias y esto dio paso a que se dirigieran con mayor facilidad hasta tierras del norte de África. Una corriente se dirigió hacia el estrecho de Gibraltar dando “el salto” a Europa y la otra se dirigió hacia la cordillera del Atlas pasando por Argelia y culminando en Mesopotamia. A la corriente que emigró hacia Europa se le denomina Iberobereberes.

Estatuas de aborigenes Guanches
El Sahara sufrió grandes cambios climáticos que hicieron de una tierra fértil, verde y húmeda, un desierto inhóspito tal y como lo conocemos hoy en día. Todo esto sucedió hace unos 8000 años aproximadamente y por lo tanto esto propició que pueblos enteros se desplazaran hasta tierras fértiles tales como la cuenca del Nilo y Mesopotamia para establecerse.

En la península Ibérica, concretamente en las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz floreció una cultura llamada Tartessos, sobre el año 1200 a.C. Dos lugares bastante importantes para esta cultura fueron las regiones mineras de los ríos Tinto y Odiel. Se dice que llegaron a la península con Los Pueblos del Mar.

Un yacimiento importante para vislumbrar a esta cultura es el llamado Cancho Roano, en el término municipal de Zalamea de la Serena (Badajoz). En él se ha encontrado un “templo” Tartésico dedicado a los rituales de sangre.

Cancho Roano desde el aire
Cancho Roano parece conectar con esa civilización Atlante ya que deja numerosas pistas que nos inclinan a pensar que esto puede ser así. ¿Pudo estar construido realmente por aquellos supervivientes que se adentraron en la península Ibérica?


Según aparece en la biblia, había una ciudad llamada Tarsis, capital del reino de Tartessos. Platón también describe una ciudad que podría ser esta para referirse a la desaparecida Atlántida ya que coinciden muchos aspectos de lo que él describe con lo que se menciona en la biblia.

Platón hablaba de los habitantes atlantes como una civilización rica y adelantada a su tiempo con tradición minera (extraían hierro, cobre y oro) al igual que ocurría con los tartessos.
Platón también decía que a los barcos que cubrían grandes distancias, se les llamaba “barcos de Társis”, aludiendo al lugar más lejano hasta el que se podía navegar o el límite del mundo.

Hay quienes afirman que las ciudades de Tarsis y Atlántida fueron la misma ciudad y que tras sufrir varios cataclismos fue destruida haciendo que los habitantes que sobrevivieran comenzaran a adentrarse península adentro hasta “Cancho Roano”. En el lugar como hemos visto anteriormente se construyó una especie de templo donde se realizaban rituales de sangre ofrecidos a los Dioses y así calmar su ira que provocaba los cataclismos que acabaron con su civilización.

En las islas Canarias se encontró una piedra llamada “Piedra Zanata”. Se trata de una roca alargada con la forma de un pez y en su interior aparecen caracteres Tifinagh. Se pueden apreciar tales inscripciones: Z   N   TN. Tifinagh es el alfabeto utilizado para transcribir varias lenguas bereberes. La forma más antigua de Tifinagh se denomina alfabeto Libio o Berberolíbico (uso Norte de África, Islas Canarias sobre los siglos III a.C – III d.C). Este alfabeto solo es mantenido por los Tuareg para transcribir su idioma, el Tamasheq.

Esta piedra nos lleva a la conclusión de que hubo una conexión con el pueblo fenicio. Otros descubrimientos que nos llevan a pensar esto es la aparición en las islas de representaciones de un toro sagrado tal y como representaban los fenicios. También han aparecido representaciones de caballos. Platón decía que en la cultura Atlante también estaban muy presentes los toros y los caballos.

Espirales
El toro de la divinidad y el hilo de Ariadna. En sus cuernos resplandece el disco Solar. Esto se encontró también en otras culturas anteriores a los fenicios.

También se han encontrado grabados en piedra con formas de espirales, al igual que las que se encontraron en Galicia, el Levante de la península y el Sur. Además en muchas zonas del mundo se han encontrado grabados parecidos.

Espirales
Si observamos las representaciones de un Toro y las de una especie de espirales, en las mismísimas islas Canarias, podremos dilucidar como representaban al mito del Laberinto del Minotauro tan escenificado en la cultura Griega.

En la isla de Lanzarote se han encontrado grabados de la diosa Tanit.

Un relato que debemos destacar es el de la princesa Tin-Hinan, nombre dado por la tribu de los Tuareg a una reina guerrera que apareció sobre el siglo IV d.C. Esta reina emigró desde el Atlas (Marruecos- Región de Tafitali) atravesando el desierto del Sahara montada a lomos de una camella blanca. Concretamente marchó 1400 km, se instaló en Abalessa (Tamamrraset), al sur de Argelia. Aquí se encuentra su tumba y sus restos óseos descansan en El Bardo.

THIN-HINAN

Según los Tuareg, esta fue la fundadora de su tribu y es considerada como la mayor heroína.
Actualmente, los investigadores ponen en duda que los restos óseos sean los de una mujer y se cree que pueden ser los de un hombre o los de una mujer sin partos tal y como muestran los estudios realizados sobre la pelvis. Tal vez no se quiera sacar a la luz la verdad ya que debemos de tener en cuenta el contexto musulmán en el que se mueven las investigaciones y en el que el papel de la mujer es el que es.

Los Tuareg aseguran y mantienen lo siguiente: “Tin- Hinan se mezcló con los Dioses para crear una nueva raza. Los más ancianos depositarios de la tradición oral hablan de “Hombres de gran altura, de pelo amarillo y ojos rasgados, procedentes de Orión los cuales fueron los padres de su pueblo.

De nuevo podemos observar la conexión de todas las culturas de la Tierra. Todas hablan de lo mismo.
Según el conde de Prorok, Tin-Hinan fue una princesa que escapó a tiempo de la Atlántida, antes de que fuera borrada del mapa y fue a parar a la región de Abalessa, en el Hoggar (Argelia).


Solo podemos decir que todas estas culturas guardan un origen común y ese origen es la cultura Atlante.

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